Padre Arteaga – Circular nº35
Se ha perdido el sentido, no digo ya cristiano, sino hasta el natural de lo que es la familia.
– ¡No matarás! Entran aquí también directamente los abortos, los medios para impedir la vida, la tentativa de justificar la eutanasia, la falta de respeto a los valores de la vida de tantos modos, hermanos.
– No hablemos del cuerno propiamente llamado, perdonadme, ¡cornudo!: “no cometerás actos impuros; porque en esta materia todo está justificado. El pecado impuro no existe ya, como el pecado “solitario”. Se justifican las relaciones prematrimoniales. Los padres pueden hacer lo que les dé la gana. Ahora, ya sin ambages, se producen movimientos pro liberación de la homosexualidad. Y hay diócesis cuyos obispos los bendicen.
En Estados Unidos estuve en una catedral en la que se realizaba una gran concelebración para todos los homosexuales, con 40 sacerdotes inscritos en la asociación “gay”. ¡Ay!, queridos sacerdotes, meditad seriamente… ¿habéis comprendido? Este es el problema. ¡Ved ahí los cuernos!
– No darás falso testimonio; no mentirás: la doblez, el engaño, el fraude…
– No desearás la mujer de tu prójimo. Ved, tal como van las cosas, en un hombre tan corrompido, lo que…
Por tanto, los diez cuernos son los medios de amplificación para difundir los anti-mandamientos de modo que no los ateos, sino los creyentes; no los cristianos, sino los católicos cuando se encuentran de frente a la ley de Dios, condicionados por los medios de propaganda: la televisión, que verdaderamente es un terrible medio de seducción; la prensa, la mentalidad pública, que proponen estos valores, se empapan de ellos, y se alejan de la ley de Dios y se apartan del Señor.
Mas luego, debo proseguir, existen aquellas malditas sectas, cabezas, aquellas malditas logias masónicas.
Ha llegado el tiempo en que se debe hablar claro. Uno camina, observa la ley de Dios, vive la Voluntad de Dios y consecuentemente acepta al Hijo, que viene para redimirnos.
El Señor, como fruto de la Redención, le comunica la gracia, vive en gracia (luego me explicaré), produce los frutos de santidad, que son las virtudes, vive en comunicación con Dios y cuando muere, se salva.
La masonería tiene la misión de proponer una ley opuesta a los diez mandamientos para impedir el encuentro con Dios; y luego, para oponerse a la gracia que Cristo nos ha obtenido, notadlo bien, ved que entra con todas como romana del diablo, para arrebatar la gracia a las almas, justificando el pecado.
¡Quita la gracia!, presentando el mal moral, que es el pecado, como un bien.
En consecuencia, ¡almas de Dios! se vive en pecado. Es un bien. Y ya no se confiesa.
También entre nosotros sacerdotes; me he encontrado con algunos con “relaciones”…
Pero…
No, no es ya pecado. -¿Te confiesas? -No. -Busca un sacerdote santo. -No, estoy tranquilo.
El año pasado hablando con un hermano sacerdote, no del movimiento, párroco de un millar de almas en una diócesis de Friuli, me dice: “Hace deicisiete años que no me confieso”.
¡Párroco!, y no siente la necesidad de confesarse.
Viviendo así, ¿cuáles son las consecuencias?
Veamos un poco qué consecuencias produce la vida en gracia y qué consecuencias la vida en pecado. Todos sabéis que la gracia es la comunicación de la misma naturaleza divina: la Trinidad habita en nosotros. Obramos sobrenaturalmente. Si morimos estamos ya en el Paraíso.
La gracia se adhiere a nuestra alma de forma cualitativa como una cualidad. Se adhiere en el mismo momento que se nos comunica, y se acompaña de gérmenes operativos de acción sobrenatural, para obrar en conformidad con la gracia recibida. Un asno obra como asno porque es un asno. Un hombre obra como hombre porque es un hombre. Un hombre en gracia obra sobrenaturalmente, con acciones divinas porque tiene la vida divina en él. Para obrar de manera divina con la gracia se introducen dentro del alma en gracia gérmenes de vida sobrenaturales, que son las virtudes.
Las principales de estas virtudes son siete; he ahí las siete cabezas.
Son siete: tres virtudes, llamadas teologales, y cuatro, llamadas cardinales.
Las teologales: Fe, esperanza, caridad.
Las cardinales: Prudencia, justicia, fortaleza, templanza.
Cuando en un jardín sembráis semillas, para que puedan florecer se necesita el calor del sol. Durante el invierno duermen, en la primavera florecen.
Estas virtudes para florecer necesitan ser iluminadas por el sol divino, por el sol del Espíritu Santo. Ved entonces que descienden como siete rayos, los siete dones del Espíritu Santo para que broten y florezcan las virtudes:
La fe, iluminada por el don de la sabiduría.
La esperanza, iluminada por el don de la ciencia.
La caridad, iluminada por el don de la piedad.
La prudencia, iluminada por el don del entendimiento.
La justicia, iluminada por el don del consejo.
La fortaleza, iluminada por el don de la fortaleza.
La templanza, iluminada por el don del temor de Dios.
Bajo la acción de estos dones del Espíritu Santo, estas virtudes brotan en el alma en gracia y la mueven a practicarlas y practicándolas se camina por la senda trazada por Dios, por el camino de la santidad, por el camino de la salvación, por el camino del Paraíso.
El Dragón, como hemos dicho, en primer lugar domina para arrastrar al ateísmo, y luego entra en el mundo de los creyentes para llevar a las almas a la perdición.
La bestia negra obra componiendo los diez anti-mandamientos de Dios para que el hombre caminando por esta senda viva en pecado mortal y se condene.
¿Qué es el pecado mortal? La libre, consciente, grave transgresión de un mandamiento de la ley de Dios. Cuando un alma camina en este estado, se encuentra en pecado mortal.
Pero la bestia negra se las apaña para hacer esta transgresión razonable, justificada, presentando el pecado como un tabú, la transgresión como un valor por lo que el hombre lo comete, y pierde la conciencia de pecado como un mal.
En una ocasión Juan Pablo II, citando a Pío XII, decía: “el mayor pecado de este nuestro siglo XX es el haber perdido la conciencia del pecado como un mal. Si os ponéis en gracia de Dios tenéis dentro de vosotros un depósito de gérmenes, de operaciones espirituales, que son las virtudes que florecen bajo la acción del Espíritu Santo: es el celeste jardín.
Sí vivís, en cambio, en pecado mortal, sembráis malas acciones, por lo que no brotan flores sino hierbajos, que se oponen a las virtudes. Y son también siete, como las siete cabezas, como las siete logias, que se oponen a los siete dones y a las siete virtudes, y son: los siete vicios capitales (capital viene de caput- a cabeza, porque son cabeza de otros muchos vicios). He aquí los siete vicios capitales:
A la fe, iluminada por el don de la sabiduría, se opone el vicio de la soberbia.
A la esperanza, iluminada por el don de la ciencia, se opone el vicio de la lujuria.
A la caridad, ilumínada por el don de la piedad, se opone el vicio de la avaricia.
A la prudencia, iluminada por el don del entendimiento, se opone el vicio de la ira.
A la justicia, iluminada por el don del consejo, se opone el vicio de la envidia.
A la fortaleza, iluminada por el don de la fortaleza, se opone el vicio de la pereza.
A la templanza, iluminada por el don del temor de Dios, se opone el vicio de la gula.
A la bestia negra le fue dada la boca para proferir palabras de orgullo y de blasfemia. Y abrió la boca para blasfemar contra Dios, contra su nombre y contra su morada y contra todos los que habitan en el Cielo.
La personificación de estos siete vicios constituye un ídolo, propuesto hoy por la bestia negra para ser adorado en el puesto de Dios.
Hemos dicho: la soberbia. Su ídolo es la inteligencia humana, elevada a ídolo.
Se le adora, se la acepta como criterio único de verdad, se arrodilla ante ella.
En consecuencia, la cultura, de la que hoy tanto se habla, dándola un valor absoluto, casi como si fuese el último criterio de verdad, cuando San Pablo a la cultura la pone bajo sus pies. Y ved que San Pablo no era estúpido. Fue también él mismo a hablar de cultura al Areópago de Atenas, le agradaba hablar con los filósofos. Pero cuando empezó a hablar de Cristo crucificado, muerto y resucitado, los filósofos le volviéron la espalda y le dejaron solo.
Y entonces exclamó: “Los griegos buscan la sabiduría, los judíos buscan prodigios; pero yo predico la necedad: ¡a Cristo, y Cristo crucificado!”
La lujuria, personificada en el sexo, hermanos. El sexo, nunca como hoy tan exaltado, tan idolatrado, nunca como hoy tan justificado.
Y luego llegan los males. San Pablo dice: “el pecado de la carne”. La consecuencia el SIDA. Que lo diga si no el Padre Rush (responsable del M.S.M. en USA). Cuando estuve en los Estados Unidos me decían: “Tenemos mucho miedo porque somos de los países con mayor riesgo”.
Y les respondí incluso por TV en una entrevista con la madre Angélica, y les hice una promesa en nombre de la Virgen: Caminad por la senda de la pureza, volved a caminar por el sexto mandamiento, no cometáis pecados impuros, y en tres meses el SIDA desaparecerá por sí solo.
Y no ha desaparecido porque se ve que no se ha cumplido la primera condición. Creo, ¿no? Los que están presentes de los Estados Unidos, nos lo pueden decir.
El vicio capital de la avaricia. Su ídolo ¿cuál es? el dinero, hermanos, el di-ne-ro (recalca D. Gobbi). Cuántos, aún los cristianos católicos, y francamente también, perdonadme, entre nosotros sacerdotes, inciensan una vez al Dios uno y trino, y otra vez al Dios uno y «quatrino» (quatrini en italiano significa el dinero en general) al dinero, el apego al dinero, al di-ne-ro.
La ira produce ¿qué ídolo? La división, la rabia, la guerra, el odio. Sí, la guerra. La guerra como medio de poder, de avasallamiento.
La pereza: el miedo, la dejadez, el error. El error que por pereza nutre la opinión pública.
La envidia: el egoísmo, el amor a sí mismo.
Estos son los ídolos, las divinidades. (Esta noche lo escucharéis en el mensaje.)
Cada cabeza, cada logia lleva esculpida una horrible blasfemia: el nombre de un ídolo, de un falso ídolo que se contrapone al único y verdadero Dios.
Llegado a este punto, uno vive habitualmente en pecado, obra según los vicios capitales, vive de espaldas a Dios, y cuando muere se presenta delante de su juicio y para él sólo existe el estanque de fuego eterno, el infierno.
¿Qué puede hacer entonces nuestra Madrecita Celeste, almas de Dios?
Os lo he dicho esta mañana: obras de reparación hacia el Padre, llevando a sus hijos a adorarlo en el momento en que se le ofende y vilipendia. Lleva a todos sus hijos a vivir en gracia de Dios, conduciendo a todos a la plena observancia de su ley: los diez mandamientos y a vivir el Evangelio.
¡Cuantas veces repite: sed Evangelios vivientes, a la letra!
Llevando a odiar el pecado, y puesto que el pecado es una enfermedad, que nos ataca aún sin quererlo, la Virgen nos previene y nos pide hoy confesión, confesión frecuente.
Hermanos sacerdotes, quien de vosotros se confiese frecuentemente, levante la mano.
Una vez un Padre me respondió: Yo me confieso todas las semanas. ¡Bien, bravo! ¡Levante la mano! Yo, cada quince días. ¡Levante la mano! Quién se confiese al menos una vez al mes, ¡levante la mano! ¡Confesión frecuente!, porque así se rompen los cuernos a la masonería, se combate el pecado, se libera verdaderamente.
Y entonces la Virgen nos ve en gracia de Dios, y nos ayuda a caminar por la senda del heroico ejercicio de las virtudes.
He aquí cómo nos hacemos santos. Una santidad escondida, pero auténtica.
Cuando le declaran a alguno santo, no lo hacen por los carismas, que son relativos, sino… Cuando mi hermano sacerdote, pasionista, que venía todos los años aquí, a San Marino, con sus 70 años a cuestas, y me pedía cada día: “Don Esteban ruegue, ruegue para que sea un crucificado, para que tenga las llagas”.
Ahora está medio paralizado, ha sido operado de la próstata. ¡Qué más estigmas que ahora y así!
Los carismas cuentan poco, lo que cuenta es el ejercicio heroico de las virtudes.
Y la Virgen por este camino nos lleva al heroísmo de la fe, de la esperanza, de la caridad. Y luego de las virtudes morales fundamentales de la justicia, de la fortaleza, de la templanza.
¡De la prudencia!, almas de Dios. Me han dicho que, prestad atención, eh, que el juicio para declarar a uno santo, empieza por la prudencia. Es la más importante. Y después las otras virtudes que agradan a María: el silencio, la pureza, la oración, la convivencia, la misericordia, la bondad, la dulzura.
¡Madre, ayúdame a vivir esta virtud de la dulzura! Y así se hace uno grande en la santidad.
Y entonces también hoy la Mujer, vestida del sol, la mayor Adversaria del Dragón Rojo se convierte en la mayor Adversaria de la masonería.
Obrad, pues, mis hermanos masones, obrad. Obrad con toda vuestra astucia y estad seguros de conquistar el mundo; escondeos, escondeos, ¡su luz es más potente que vosotros! El Dragón es menos fuerte que su belleza. La belleza de la Virgen, al final os hará salir de vuestras madrigueras al descubierto, y deshará todas las tramas de la masonería.
Por esto, hoy forma un ejército y lo conduce a una gran santidad.
¡ Sea alabado Jesucristo!
MEDITACION DE LA MAÑANA
(Día 30 de junio de 1989)
¡ Sea alabado Jesucristo!
Hermanos sacerdotes, ¿habéis dormido bien esta noche? (Risas.) ¿Sin miedo? ¡No tengáis miedo! Estad en paz. Nada turbe la paz de vuestros corazones. Nada turbe esta paz. En el mensaje del 30 de marzo de 1986 se nos dice: “…La paz esté en vuestro corazón y en vuestra vida.
La paz sea el perenne don de vuestro apostolado. Jesús, que fue humillado, vilipendiado, escupido, flagelado, condenado, crucificado, muerto en la Cruz y sepultado, ¡hoy ha resucitado!
Jesús resucitado está para siempre vivo y presente entre vosotros.
Jesús es vuestra paz. El solo es vuestra vida; El solo es vuestra victoria.
Participad Conmigo en esta alegría, que jamás nadie podrá perturbar.
Llevadla en el alma, para que de ella florezca la esperanza.
Soy la Madre de Cristo resucitado; soy el anuncio de su victoria. A mí se me ha confiado la misión de preparar su glorioso retorno.
En estos dolorosos tiempos de la purificación os digo: ¡no dudéis, tened mucha esperanza!”
Y por tanto, hermanos sacerdotes, velad de día y dormid de noche sin miedo.
¿Y por qué? Hermanos sacerdotes, en estos días hemos tratado de comprender, interpretando un libro de la Santa Escritura, ¡no una fábula!, el significado del Dragón; y como estamos en tiempos de lucha, hemos tratado de descifrar la estrategia de esta lucha.
Ahora veremos que la victoria se da por descontada. ¡ La victoria es de Cristo! ¡La victoria es del Corazón Inmaculado de María: al final, mi Corazón Inmaculado triunfará!
Y ¿por qué? Lo habéis escuchado ayer en la fiesta de San Pedro: Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. Las puertas del infierno no prevalecerán.
Y entonces resulta despreciable y hasta divertido, asistir al esfuerzo que realiza el Dragón con sus dos Bestias contra Dios, porque no vencerán.
El vencedor será sólo El: Cristo resucitado. La victoria es de Dios.
Y ahora con este gozo en el corazón, con esta paz que no puede ser turbada por nada ni nadie, continuemos en la meditación del capitulo 13 del Apocalipsis.
Hemos dicho que la lucha se desencadena contra la integridad de las obras en las que el Padre se glorifica. El Dragón intenta llevar toda la creación contra Dios. Contra Cristo en las almas, salvadas con su sangre. El fruto de su Redención es la salvación de las almas.
La bestia negra, que como os dije ayer por la tarde, es la masonería, le ataca para llevar a las almas a la perdición, porque caminando por la senda de los diez anti-mandamientos, habituando a las almas a vivir en pecado, transforma su existencia en un estercolero, de donde brotan los gérmenes de los vicios capitales, de los que ya hemos hablado.
Pero es necesario también, luchar contra la obra del Espíritu Santo, contra su acción santificadora en las almas.
El Espíritu Santo se glorifica en dar testimonio a Jesús: “Os mandaré el Espíritu Santo. El dará testimonio de Mí. El Espíritu Santo será quien os lleva a la comprensión de la verdad plena”.
El Espíritu Santo se glorifica en el HIJO. El Espíritu se glorifica en la Iglesia.
He aquí por qué nace en el día de Pentecostés con su descenso sobre la Iglesia, de la que es el alma. Aquel que la empuja, tras el viento del Espíritu, en el camino de la historia, superando todas las tempestades.
Y, entonces, ataca la obra de nuestra santificación, ataca a Cristo, el solo Santo, el Dios que nos santifica. A la Iglesia, instituida por Cristo para santificar a toda la humanidad.
Cristo, gracia increada, nos da la gracia creada y la transmite a través de la Iglesia a lo largo de la historia, por medio de los sacramentos, que son signos eficaces de la gracia. Y así Cristo en la Iglesia, con los sacramentos por El instituidos santifica y el Espíritu Santo se infunde para llevar a la perfección esta obra de la santificación y santificar a las almas y a la Iglesia.
Es necesario, pues, atacar también a Cristo y a la Iglesia, por esto San Juan vio subir de la tierra otra bestia que tenía dos cuernos, semejante a un cordero, que, sin embargo, hablaba como un dragón. Esta ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, e hizo que la tierra y todos sus moradores adorasen a la primera bestia, cuya llaga mortal había sido curada. Hizo grandes prodigios, hasta hacer bajar fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
Y extravió a los moradores de la tierra con estos prodigios, que le fue dado ejecutar delante de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra, que hiciesen una imagen en honor de la bestia, que fue herida de espada, pero que ha revivido.
Y le fue concedido infundir espíritu en la imagen de la bestia para que hablase la imagen e hiciese morir a cuantos no se postrasen ante la imagen de la bestia. E hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se les imprimiese una marca en la mano derecha y en la frente, y que nadie pudiese comprar o vender, sino el que tuviese la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre.
¿Qué quiere decir esto? Evidentemente nos encontramos aquí con símbolos. El Apocalipsis tiene muchas imágenes simbólicas.
Así como la bestia negra describe la masonería, el cordero en la terminología bíblica es siempre el símbolo del sacrificio. Durante la noche del Exodo la orden de Dios es: ¡inmolad un cordero! Rociad el dintel y las jambas de la puerta de las casas con su sangre.
Pasa el ángel exterminador. Entra en todas las casas de los egipcios. En las de los hebreos no, porque están rociadas con la sangre del cordero.
La pascua hebrea consiste en la inmolación del cordero pascual en recuerdo de este éxodo (salida) de la esclavitud, en recuerdo de este cordero inmolado. La pascua hebrea es tipo y figura de la pascua cristiana. Sobre el calvario Cristo se inmola para lavarnos a todos del pecado con su sangre, redimirnos del mal y restablecer la amistad, la unión entre Dios y la humanidad.
Jesucristo crucificado sobre el calvario se convierte, entonces, en el solo y verdadero cordero de Dios, que quita todas las culpas. Ciertamente semejante a un cordero con dos cuernos.
Y bajo este punto de vista, hermanos sacerdotes, el sacerdocio está también unido al símbolo del sacrificio.
En el A.T. el Sumo Sacerdote llevaba siempre una tiara con dos cuernos. Era índice del sacerdocio. Entonces Satanás para destruir al verdadero Cristo y a la verdadera Iglesia se introduce en el interior de la Iglesia.
Esta bestia indica, pues, la masonería eclesiástica. La masonería infiltrada en el interior de la Iglesia. Ante todo, os digo que no os debéis maravillar, porque la tentativa de Satanás de introducirse en la Iglesia no es cosa nueva, no es de hoy.
Comenzó a introducirse hasta en el interior del Colegio Apostólico. De los doce apóstoles, uno de ellos era Satanás. El mismo Jesús lo llamó diablo. Más le valiera no haber nacido, Judas le traicionó.
No debéis maravillaros si Satanás ha buscado introducirse cada vez más durante el camino terreno de la Iglesia, que al correr de los siglos, llega hoy al periodo histórico del 2000.
Ha buscado introducirse, promoviendo cismas, divisiones, apostasías a lo largo del camino de la Iglesia.
Así como ha estado marcado su camino por la presencia de Cristo y de su Madre, del mismo modo ha estado marcado también por la intervención del adversario.
Por esto no os debéis ni siquiera maravillar de que hoy intente introducirse como lo ha venido haciendo durante 2000 años.
Y se introduce, también aquí, camuflado, travestido, a través de esta bestia que se refiere al sacerdocio.
Entra en el interior de la Iglesia, seduce un poco a todos, pero aquí se señala especialmente el Orden Sacerdotal.
Deseo hacer dos advertencias: Primera: ¡no maravillarse! ¿Cuántos? En cuanto al número pienso que la mayoría de los obispos, sacerdotes y laicos permanecen fieles a Cristo y a la Iglesia.
Y luego, segunda, ¡atención, eh!, estad atentos a no señalar, a no juzgar.
Ayer un sacerdote me decía: “Ahora ya no sé a quién creer”.
Y ¿por qué? Cree al Papa, cree a tu obispo, cree a la jerarquía. Hermanos, creamos a nuestros obispos. Si tu obispo se opone abiertamente al Papa, no le debemos seguir, no le debemos obedecer. Y gracias a Dios, hoy tenemos muchos obispos que están en unión con el Papa.
He experimentado una gran alegría en medio del sufrimiento, en relación con la famosa declaración de Colonia, en la que tantos teólogos se han opuesto al Papa, al saber que todo el episcopado alemán se ha puesto al lado del Papa. Y los primeros que los han condenado y descalificado han sido los obispos alemanes.
Lo que digo ¿es verdad o no? Me parece que sí, porque lo hemos leído en todos los periódicos.
Obedezcamos a nuestros obispos, sostengámolos, estemos en unión con ellos y sin miedo.
Y luego ¡atención! Nunca, nunca hacer juicios, porque sucede que también nosotros nos equivocamos. Porque de bromas o de veras, hay cardenales u obispos que junto al título honorífico de eminencia o excelencia, enseguida se les etiqueta, ¿sabéis a dónde voy a parar?, con la palabra “masón”.
Y ahora os debo recordar una cosa: nosotros jamás debemos juzgar a ninguno, jamás debemos señalar a las personas, porque esta misión no nos incumbe, e iríamos directamente contra el Evangelio. El Evangelio dice: no juzguéis, no condenéis. El Señor lo hará.
El Señor lo ve y lo sabe todo.
Hechas estas dos precisiones preliminares, que me parecen muy importantes, asistimos hoy a una tentativa en el interior de la Iglesia para hacer morir de nuevo a Cristo y demoler la Iglesia.
¿Cuál es el verdadero Cristo? el Cristo de la fe y de la Iglesia. de la fe de Pedro, de la fe de la Iglesia hoy: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. El Cristo tal cual se define El mismo en el Evangelio: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.” ¡Este es el verdadero Cristo!
Verdad, porque ha sido El quien nos ha transmitido la verdad; todas las verdades contenidas en el Evangelio. Ha sido El quien ha llevado allí la perfección, asumiendo exhaustivamente toda la divina Revelación. Ha sido Cristo quien celosamente ha custodiado todas las verdades, que están en la Iglesia, y que a través de la tradición apostólica han sido definidas y explicadas y propuestas a la fe de todos para ser creídas. Todas las verdades que el Espíritu Santo cada vez hace más claras y evidentes, definidas por los sucesivos Concilios: sobre la Divinidad de Cristo, sobre su sola Persona Divina, sobre la verdad de sus dos naturalezas: verdadero Dios y verdadero hombre. Sobre María la Teotokos, verdadera Madre de Dios, y todas las verdades definidas por los Concilios Ecuménicos, que constituyen el verdadero patrimonio de nuestra fe católica.
Por lo que para seguir a Cristo Verdad, debemos seguir todas estas verdades definidas, que constituyen el depósito de la fe, y que de manera maravillosa han sido resumidas en el famoso “Credo de Pablo VI”. Definidas en los comienzos en el Símbolo Apostólico o en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano y últimamente asumidas por Pablo VI.
Esto es Cristo Verdad.
Ahora está en curso una tentativa para trivializar el Evangelio, de dar al Evangelio una interpretación racionalista por lo que ya se comienza a decir: toda la infancia de Jesús… una historia de la Virgen; todos los milagros… géneros literarios; todas las parábolas de Jesús… no las ha dicho El, cómo se las iban a arreglar para recordarlas puntualmente… reproducen la catequesis de los primeros tiempos de la Iglesia, de los primeros cristianos; la resurrección… es la fe que cree, no es historia.
Estas son las enseñanzas, que hoy muchos difunden, y que llevan a la destrucción de Cristo Verdad y de las verdades que Cristo nos ha revelado. Este es el problema.
Ved que esto es una tentativa para demoler al Cristo histórico, realizada por el “cordero con los dos cuernos”, por el cordero cornudo, realizada por el diablo, que en estos tiempos se introduce en la Iglesia para destruir su Cristo y la misma Iglesia.
Y entonces nos preguntamos: y nosotros que somos Maestros en Israel ¿nos convertimos en maestros de confusión? Porque se comienza por sacerdotes o por obispos, o por Profesores de Teología a negar con facilidad verdades, que forman parte del patrimonio católico, que desde niños nos han enseñado como de fe, y si oíamos que alguno las negaba, era tenido como hereje y dejaba de ser católico…
Y ahora se comienza a negar la existencia de los ángeles, la existencia del demonio. El demonio no es una entidad, no; es lo que se afirma de vez en cuando en los libros de cierta teología: El demonio es la acción del mal en el mundo.
Y, naturalmente, sí se legítima el no, luego francamente se terminará negando la divinidad de Cristo y después toda la tradición de la fe católica.
Lo que os acabo de decir, según vosotros, tengamos un coloquio, ¿son verdades condivididas por vosotros, o son fantasías mías? Decidmelo vosotros.
Cristo: ¡Yo soy la Vida! ¡el pan de vida! El discurso de Juan sobre el pan de vida, ¡una maravilla! el rey de los sacramentos. Cristo que se convierte en nuestra vida con la gracia, y que considero que si estamos en gracia, vivimos sobrenaturalmente. Si no tenemos la gracia, viviremos gordos y orondos, llenos de salud, pero sobrenaturalmente estaremos muertos. Y consideremos que si morimos en pecado mortal, sin la gracia, no se va al Paraíso, se va al Infierno.
Y entonces, para destruir a Cristo Vida, a Cristo don de gracia, a Cristo pan vivo para nuestra salvación, la tentativa de justificar el pecado, típico de nuestros tiempos, como también es típico de nuestros tiempos la difusión de los errores, que llevan a la pérdida de la fe y destruyen a Cristo Verdad.
La tentativa de difundir el pecado, que impide al alma recibir el don de la gracia, destruyéndola como vida, porque Cristo es la Vida. Porque si le recibís como Verdad pero no como Vida y morís El permanece siempre como Vida en Sí mismo, pero no para vosotros.
Y ahora ved por qué hoy está el intento de ciertos moralistas, de decir “esto ya no es pecado”, de justificarlo. Y parece que son maestros en Israel y muchos, muchos se convierten en maestros de confusión, porque cuando van los fieles y un sacerdote dice que sí es pecado, y el otro dice que no…
Una vez celebraba un cenáculo con jóvenes, ¡espléndido!, ¡espléndido!, ¡un millar!, todos se confesaron. Viene una joven de veinte años, hermosa de veras, de cabellos rubios y ojos azules, encantadora. Apenas entra, palidece.
Pero ¿qué te pasa, muchacha?
Usted, don Esteban, cuando nos dio la conferencia, nos ha hablado de la pureza, y nos ha dicho que las relaciones prematrimoniales son en absoluto pecado mortal. Ahora bien, yo estoy prometida, y tengo estas relaciones. Pero he ido a confesarme con mi párroco, y me dice siempre que no son pecado.
No llores ahora, hija mía, le respondí, porque de esos pecados de frente a Dios no respondes tú, son pecados materiales, responde tú párroco. Pero de ahora en adelante debes hacer el firme propósito de no realizar esas relaciones antes del matrimonio.
Y me hizo formalmente la promesa de no tenerlas mas.
Y luego, hermanos sacerdotes, la tentativa ¿de qué? Todos somos pecadores, y el Señor nos salva precisamente por eso, porque todos somos pecadores, y pienso hablaros sobre el amor misericordioso de Jesús esta tarde.
Concluyo así: el triunfo del Corazón de María es el triunfo del Corazón misericordioso de Jesús. El amor de Jesús es misericordia purísima, infinita. El quiere que nos acojamos a su misericordia con el arrepentimiento; y, por tanto, quiere que vayamos al sacramento de la Reconciliación, instituido por El para la remisión de los pecados.
Pero desaparece, desaparece la confesión individual. Ayer por la tarde estaba un párroco de una gran diócesis y me dice: “Don Esteban, en mi diócesis no hay ya quien se confiese individualmente. Se dan sólo absoluciones generales. Creo que soy yo solo, el único en toda la diócesis que confiesa individualmente con la oposición de todos los compañeros y su critica por mi actitud, y hasta la reprimenda de mis superiores”.
Ahora bien, lo que os digo sobre la confesión individual, que está desapareciendo, decídmelo vosotros que venís de toda Europa, ¿es verdad o me lo saco yo de la manga? Responded (rumores). Gracias a Dios en Italia todavía no mucho, pero también en Italia está desapareciendo.
Voy a Rubbio a visitar a don Gino, que ciertamente confiesa toda la semana, el sábado cinco horas. Por eso voy con mucho gusto a respirar aires puros y a cambiar impresiones con él. Pero en ¡cuántas parroquias está desapareciendo la confesión personal!
Y esto ¿son obras de los santos, del Señor o de los ángeles?
Son obras del diablo, que obra a través de la masonería eclesiástica, esta bestia con los dos cuernos. Evidentemente ¿no? Para destruir a Cristo-Vida.
Sólo El es quien conduce al Padre, el único mediador entre Dios y los hombres. Nos lo ha dicho San Pablo: “No existe otro mediador entre Dios y los hombres sino sólo el hombre Cristo-Jesús.” Y no sólo para los cristianos, para los católicos, sino también para los budistas, para los musulmanes. Si alcanzan la salvación, la alcanzan a través del único mediador Cristo-Jesús. Fuera de El no hay salvación. Y esta es una verdad elemental de nuestra fe católica.
La tentativa de decir que Jesús si es salvación para nosotros los cristianos, pero no para los musulmanes que se salvan trámite su Mahoma, o para los hindúes trámite su Buda. Esta confusión se difunde aún en el interior de la Iglesia católica, y que luego da lugar a un cierto sincretismo en el culto religioso.
Cuando estuve en los Estados Unidos hace algunos años, los buenos católicos sufrían porque habían introducido a Buda, su divinidad, y después habían celebrado una misa mixta, en la que se referían un poco a Cristo, otro poco a Buda. Un poco a Mahoma, un poco de aquí, un poco de allá y saca de aquí y toma de allá (risas, hay que oírselo decir a don Gobbi en italiano).
Y esta es la manera de celebrar la muerte en honor de nuestro Señor Jesucristo.
¿Comprendéis? De esta manera el Cristo histórico queda destruido…
A Cristo-Verdad se contraponen los errores. A Cristo-Vida se contraponen los pecados.
A Cristo-Vida se contraponen tantos otros caminos por los que, como todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos de las diversas religiones, conducen al Paraíso. Y de este modo el Cristo histórico es demolido.
Pero después de haber demolido el Cristo histórico viene la tentativa de demoler la Iglesia, pero la sola Iglesia de Cristo, la verdadera Iglesia, la cual, como el Cristo histórico, también el Cristo místico es verdad y vida. ¡Es vida!
Y ¿por qué vida? Porque Cristo sólo ha confiado a su Iglesia, fundada sobre Pedro, el construir todo el depósito de la fe. Y, por tanto, las verdades, que Cristo ha revelado se encuentran en el depósito de la fe de la sola Iglesia fundada por Cristo.
Y entonces, prestad atención, el diablo infiltrado en su interior de la manera que os he dicho, y no lo repito ya más, porque estoy cansado de repetir su nombre, o porque tengo miedo de recibir algún que otro bastonazo de alguien adepto a la masonería, ¡no lo repito más! Y estoy contento de que no lo hayáis grabado para difundirlo luego por doquier, pero estas meditaciones las podéis difundir cuando y donde queráis. Se trata de demoler la Iglesia como Verdad a través de un falso ecumenismo.
Recordad, cuando en Brasil hablé contra la teología de la liberación, desencadenando las iras del cardenal de San Pablo, no me he detenido, no he tenido miedo del Cardenal, he replicado que hay una verdadera explicación de la liberación, aprobada por el Magisterio de la Iglesia, esta es la buena. Pero hay otra condenada por el Magisterio eclesiástico, que hace de Cristo un agitador político. Si el Señor hubiera querido esta liberación, no habría muerto en la Cruz; habría dejado ir hoy a todos los teólogos de la liberación.
Y así, existe un verdadero ecumenismo, el invocado por la Iglesia, el propuesto por el Papa y el Magisterio que es: la reunión de todas las Iglesias cristianas en la sola Iglesia fundada por Cristo, porque Cristo no sólo en los Estados Unidos, ¿recuerda padre Rush? Usted me acompañaba y yo le comentaba: me dicen que en los Estados Unidos existen al menos 300 confesiones cristianas. Caramba, amigos de los Estados Unidos, sois ricos en todo, ricos en armas, en dólares, aun en religiones, tenéis hasta 300 iglesias cristianas. Pero el Señor Jesucristo no tuvo jamás ni el humor, ni el dinero, ni el tiempo de fundar 300 iglesias. Ha fundado una sola: una, santa, católica, apostólica fundada sobre Pedro. ¡Esta es la verdadera Iglesia de Cristo!
Y bien, el ecumenismo bueno es favorecer que todas las confesiones cristianas entren en la verdadera Iglesia de Cristo y entonces se incrementa la oración en común, y, sobre todo, los coloquios para llegar a una comunión hecha de amor, lo que es ya un don del Espíritu Santo, el no litigar, el quererse bien. Es un don del Espirito y se lo agradecemos mucho.
Pero esto no es todavía la unidad. Debe seguirse un segundo don del Espíritu, que lleve a todas las Iglesias a acoger toda la Verdad, y, entonces, todas las Iglesias entrarán a formar parte de la sola Iglesia fundada por Cristo, y se hará un solo redil y un solo pastor.
En cambio el falso ecumenismo sostiene, he aquí las nuevas ideas: cada confesión cristiana tiene su parte de verdad. Sentémonos juntos, fundemos una nueva Iglesia formada por todos, cada uno aporte su trocito y al final con todos los trocitos recompongamos la tarta. Y no, ¿eh? No es esta la unidad querida por Cristo.
El falso ecumenismo destruye la Iglesia como Verdad, porque destruye el depósito de la fe, que Cristo ha confiado a sólo su Iglesia.
La Iglesia es vida, santa, bella, sin mancha ni arruga, como nuestra Madre Celeste (un aplauso a nuestra Madre Celeste. Todos Aplauden con entusiasmo).
¡Que custodie a la Iglesia y la haga hermosa como Ella! Pero la Iglesia de Cristo es Vida porque posee a Cristo.
Cristo es la Iglesia. El Esposo y la Esposa indisolublemente unidos. La presencia de Cristo en la Iglesia.
Leed el documento del Concilio en el que Cristo se manifiesta de tantas maneras: en su Palabra, anunciada por la Iglesia; en su gracia, donada a la Iglesia; en los sacramentos, administrados por la Iglesia “in persona Christi”, por lo que aun cuando el ministro bautiza, es Cristo quien bautiza; cuando el ministro confiesa, es Cristo; cuando el ministro consagra, es Cristo a través de nuestra carne, pero es El quien obra a través de nosotros.
Pero, sobre todo, la Iglesia es vida porque tiene la gracia y el poder de engendrar la Eucaristía, confiada a ella a través del sacerdocio jerárquico. ¡La Eucaristía! Y entonces una Iglesia viva de este modo, se convierte en la Iglesia recogida en torno a Cristo presente en el altar. La reforma litúrgica parte de una conquista en la que actualmente se encuentra. Pero en torno a esta reforma litúrgica comienza a infiltrarse, lleva a las exageraciones, y así se enfría y se destruye la piedad eclesial hacia la Eucaristía.
Por tanto se comienza a olvidar el carácter de sacrificio de la Santa Misa. Concilio de Trento: La Santa Misa es verdadero sacrificio. Se subraya solamente el aspecto de la Cena, que se avecina a la idea protestante. Y luego se tiende a negar la presencia real, a través de ciertas teorías teológicas, que obran con malas artes. El Magisterio les sale al paso condenándolas, y luego vuelven a la carga, y ponen en duda la presencia real. Hay incluso movimientos católicos, reconocidos por la Iglesia, que propagan estos errores, que niegan la presencia real de Cristo. No doy nombres, porque se está grabando y porque no es necesario dar nombres. Todos o casi todos estáis sobre aviso.
En consecuencia, el culto eucarístico casi ha desaparecido. el tabernáculo, los copones, las custodias, ¡fuera todo el culto externo de adoración! ¡Fuera luces y candelas, fuera flores e incienso! Desaparece el culto público a Jesús presente en la Eucaristía, la hora santa.
Y después de todo lo que acabo de decir pido un gran aplauso para nuestro querido hermano don Gino, porque este año ha participado en el congreso de sacerdotes en Roma con el cardenal Poletti y los obispos de Roma, que trataban sobre los males de Roma. Y él ha tenido la valentía de decir en una intervención: “Si una vez a la semana se hiciera en todas las iglesias de Roma una hora de adoración pública a Jesús Eucaristía, la mitad de los males de Roma desaparecerían por sí solos”. (¡Un gran aplauso!)
Pero el cardenal Poletti respondió: “Querido padre, le agradezco su intervención, pero en las iglesias de Roma no es posible hacer la adoración eucarística”. (Aquí don Gobbi dice una palabra que equivaldria a nuestro ¡Carrasco, toma del frasco!, o a ¡ésta sí que es gorda!)
Destruyen la Iglesia. Hermanos, la Iglesia camino hacia el Padre, destruyen el espíritu de unidad. ¡Iglesia, dulce Iglesia mía, madre mía amadísima, signo de la unidad de todo el género humano! ¡Cuánto te amo! Pero para que sea una, debe estar toda unida al Papa.
Y ahora, mirad, la contestación al Papa, la oposición al Papa, realizada de manera solapada, burlándose un poco de El. Me dicen que sus principales colaboradores le llaman ¡”polaco”!, casi como con guasa. ¡El polaco!, regalo de María, título de honor para el Papa.
Hermanos, un gran aplauso para el Papa de María.
Escuchadlo, amadlo, rogad por él, difundid su magisterio, difundídlo con coraje, reaccionad.
Y así, destruido el fundamento de la Iglesia, se asemeja a la República italiana, no ya a una familia.
Comienzan los obispos a no estar de acuerdo entre sí; comienzan también los sacerdotes a no estar de acuerdo… Los obispos no obedecen al Papa; los sacerdotes no obedecen a los obispos, y los fieles no obedecen a los sacerdotes.
Ved ahí el problema: volved a la obediencia, ¡a la obediencia!, al magisterio y al Papa.
Concluyo (solamente dos minutos). Se está cumpliendo lo que vio Catalina Emmerich hace un siglo.
La Iglesia estaba representada por la basílica de San Pedro. Y la estaban demoliendo fieles, religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales. Y ya casi lo habían logrado.
Pero llega la Santísima Virgen. Y apenas la ven que llega ¿sabéis lo que sucede? Que escapan todos llenos de miedo. Y la Virgen comienza a reedificar la Iglesia.
He ahí lo que hace la Virgen con su M.S.M.
Sus pequeños hijitos, que no cuentan para nada, pero que causan espanto a todas las bestias´ de esta tierra.
Llega Ella, ilumina, provee, regenera. ¡Bestias eclesiásticas, escapad, escapad, que llega Ella!
Y de esta manera, con sus hijitos comienza ladrillo a ladrillo: amor a Cristo, Evangelio vivido, santidad de vida, unidad con el Papa, amor a las almas; oh, hermanos, con sus hijitos, ladrillo a ladrillo la Virgen comienza a reconstruir la Iglesia.
¡ Sea alabado Jesucristo!
Queridos hermanos: he llegado al final de mi trabajo. Os pido disculpéis mis fallos y errores. El estilo de don Gobbí es muy elíptico, vivo y cortado, y en ocasiones muy rápido, así que a veces no se captan bien las palabras o frases grabadas. Además, el corazón, el alma y el hincapié que hace en algunas frases y palabras es intraducible.
Me diréis: ¿no nos traduce la plática de la tarde? ¿La plática que coronaría los Ejercicios Espirituales?
No la traduzco por dos razones: 1ª Las tres que os ofrezco forman una trilogía perfecta en torno a la original explicación de los capítulos 12 y 13 del Apocalipsis. 2ª La última se aparta de este tema y habla de la gran Misericordia de Dios.
Tema ciertamente muy interesante, pero ya más conocido de todos, sobre todo a través de la encíclica “Dives in misericordia”.
Por otra parte, no quería que la Circular resultara muy abultada para no cansaros demasiado; también por las dificultades del Correo, y para que los costes de su impresión no se dispararan, pues andamos mal de dinero. En las próximas Navidades acuérdense de mandarnos “el aguinaldo”.
Con todo considero de gran interés estos párrafos que he entresacado de la plática.
Habla don Gobbí:
“Queridos hermanos, hemos llegado a la última meditación de estos Ejercicios Espirituales. Hoy, primer viernes de mes, casi a la misma hora en que Jesús expiraba sobre la Cruz. Este viernes, que nosotros hemos ofrecido en homenaje de amor y reparación al Corazón sacratísimo y misericordioso de Jesús.
Empezamos los Ejercicios el pasado domingo por la tarde cuando en la Santa Misa la Palabra de Dios proponía a nuestra consideración el vaticinio del profeta Zacarías: “Derramaré sobre ellos un espíritu de gracia y de clemencia. Mirarán a Aquel a quien traspasaron” (Zac. 12, Lo-l 1).
Mirarán al Corazón de Cristo traspasado por la lanza del soldado, del cual brotó la sangre y el agua, símbolo de los sacramentos de la Iglesia.
Mirad a este Corazón traspasado en el que querría verdaderamente que entrásemos todos para sumergirnos en el océano infinito de la divina Misericordia, y convertirnos en estos tiempos en los instrumentos de ella. El mundo y la Iglesia tienen necesidad hoy de esta divina Misericordia. Esta es la razón por qué la Virgen ha querido que nos consagremos a su Corazón Inmaculado, porque Ella es la Madre de la Misericordia y nos quiere convertir en instrumentos de salvación, “pro mundi vita”. Porque la Misericordia divina para llegar a salvar al mundo debe pasar a través de su Corazón Inmaculado, y por tanto, a través de su Corazón materno. Y el triunfo de su Corazón Inmaculado coincidirá con el mayor triunfo de la divina misericordia.
¡No temamos, pues, a los tiempos que vivimos! ¡No temamos a las dificultades de nuestros días! ¡ No nos cause pavor la desencadenada lucha de Satanás y sus secuaces de manera tan profunda y global!
Al final mi Corazón Inmaculado triunfará. La divina Misericordia cubrirá el mundo, y aparecerá el más espectacular triunfo del Amor Misericordioso de Jesús, cuando triunfe el Corazón Inmaculado de María.
El plan de María supera todo, está muy por encima de todo lo que nos podamos imaginar. Los más afortunados, que son los que ya han alcanzado el Paraíso, lo han visto finalmente en su verdadera luz. Es la victoria de Cristo a través del triunfo del Corazón Inmaculado de María, con aquel milagro de la divina Misericordia, que el Señor ha prometido y que antes del final de estos diez años, antes del jubileo del tercer milenio, se realizará.
Vosotros me diréis: Don Esteban lo dice usted muy seguro. Tened un poco de paciencia. Faltan todavía diez años… y antes del 2000, veréis lo que acontece.”
Mis queridos hermanos, ¿es una profecía?, ¿es un piadoso deseo del querido don Gobbi? El tiempo lo dirá: ¿Custos, quid de nocte? Centinela, ¿qué ves en la noche? Veo que la Virgen se levanta como “aurora consurgens” para hacer brillar de nuevo en todo su resplandor a su divino Hijo.
Es muy significativo que a este Papa, tan mariano, le haya correspondido en la sucesión de los papas, el lema “de labore solis” ( =del eclipse del sol). Y nunca, como en estos tiempos, don Gobbi lo demuestra muy bien en sus pláticas, el torrente de las nuevas teorías teológicas ha tratado de anegar la sana doctrina sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre la Virgen.
Lo importante es que nosotros, adheridos al M.S.M., poseamos el testimonio de Jesús, porque en estos difíciles tiempos, el Adversario, aliado con las dos Bestias, se enfurece de una manera especial contra su descendencia: contra los que guardan los mandamientos de la ley de Dios y tienen el testimonio de Jesús (Apoc 12,17). De acuerdo con estos tiempos y estas ideas, el mensaje que la Santísima Virgen nos dio a todos a través de don Gobbi fue el siguiente:
POSEED EL TESTIMONIO DE JESUS
“Hijos predilectos, con qué amor os miro y cómo mi Corazón dolorido se consuela por este continuo cenáculo, que repite aquí la realidad del de Jerusalén.
Os recogéis en una oración continua, intensa, hecha Conmigo.
Cómo agradezco la oración de la Liturgia de las Horas, el Rosario entero que recitáis, la Adoración Eucarística, la solemne Concelebración de la Santa Misa, que es como el corazón de todo el cenáculo.
Os reunís como hermanos, que se aman, que se ayudan para llevar juntos el peso de las dificultades que encontráis.
Renováis cada día vuestro acto de Consagración a mi Corazón Inmaculado en diversas lenguas, y así os unís realmente a todos vuestras hermanos de mi Movimiento, que se encuentran dispersos por todas las partes del mundo. Formáis parte de mi ejército. Sois preciosa porción de mi herencia materna.
Poseéis el testimonio de Jesús y observáis los Mandamientos de Dios.
Satanás se desencadena contra vosotros porque formáis mi calcañar, es decir, la parte más débil y frágil de Mí misma, y porque sois mi descendencia.
Así, hoy os insidia de manera fuerte, y se desencadena contra vosotros con todo género de tentaciones y persecuciones. Permaneced serenos. Tened confianza en Mí.
Estos son los tiempos de mi batalla y debéis combatir por mi victoria.
Por esto os invito a que todos poseáis el testimonio de Jesús.
Poseed el testimonio de Jesús en estos tiempos de la purificación para avanzar por el camino de la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, y de una cada vez mayor santidad. Permaneceréis, entonces, en la seguridad y en la paz, en la confianza y en el filial abandono en Mí.
Poseed el testimonio de Jesús en estos tiempos de apostasía para ser fuertes y valientes testigos de fe.
Por esto os invito a estar cada vez más unidos al Papa, a sostenerlo con vuestra oración y con vuestro amor, a acoger y difundir su Magisterio: así señalaréis a las almas el camino seguro, que hay que seguir para permanecer en la verdadera fe.
Conservad el testimonio de Jesús en estos tiempos de la gran tribulación.
Han llegado los días predichos por el Evangelio y por el Apocalipsis. Las fuerzas del mal unidas por la potencia del que se opone a Cristo, harán grandes prodigios en el Cielo y en la tierra, de modo que seducirán a gran parte de la humanidad.
Permaneced firmes en vuestro heroico testimonio de Jesús, y combatid Conmigo contra la potente fuerza de aquel que se manifiesta como el enemigo de Cristo.
Al final contemplaréis con gozo mi gran victoria con el glorioso triunfo de Cristo.
A todos os bendigo con vuestros seres queridos, a las almas que os han sido confiadas, a vuestro ministerio sacerdotal y acojo en mis manos todas las intenciones de bien que lleváis en el corazón.”
* * *
Mis queridos hermanos, por último, os recomiendo una vez más tengáis presentes las notas y observaciones que sobre el envío de vuestras donativos, a través del giro postal, o de transferencias y cheques bancarios, os hemos recomendado.
El Banco, de ordinario, anuncia sólo el asiento en la c/c del Movimiento, raramente nos da el nombre y las señas del donante. Otras veces manda el asiento en un sobre, y después de varios días manda las señas del donante. Pongan en el giro postal mi nombre y a continuación M.S.M.; de esta manera lo puedo retirar yo personal e inmediatamente. De otra manera tendría que acreditar que soy el Responsable. Piensen que nuestro Movimiento no está aún reconocido como tal por la Iglesia.
En San Marino nos visitó el superior de don Gobbi y nos habló sobre este tema de vital interés para nosotros. Don Gobbi tendrá que estar un año sin salir al extranjero y mientras tanto se pedirán informes sobre el arraigo y los frutos del M SM. en el mundo.
Les pido una oración por mi salud muy quebrantada. Estoy haciendo rehabilitación de cervicales, pero tengo también graves trastornos gástricos. La glucosa, el ácido úrico y el colesterol al límite. En fin, la Santísima Virgen me purifica.
Perdonad sí en este estado de salud y con la preocupación de poner al día la presente Circular, no os haya contestado a vuestras cartas y agradecido vuestros donativos, todo lo rápido que hubiera deseado.
Con todo afecto os saluda y ruega por todos.
El Responsable Nacional