La Madre Iglesia en el Misterio de la Navidad (II)
Signo de contradicción
Iván Pojavnik. Junio 2012
En la presentación del niño Jesús en el Templo, Maria y José se miran asombrados:
“Por primera vez el misterio es revelado, y es anunciado por una voz humana.
No es revelado a los Doctores, ni a los Sacerdotes. Es manifestado a un anciano y a una mujer: a la gente que es humilde, pobre de espíritu.
Así, de antemano, se proclama el designio: este Niño será puesto como señal de contradicción para la salvación y la ruina de muchos. Y a Mí, la Madre, una espada de dolor me traspasará el alma”. (M.2.2.1977).
El Apóstol San Pablo distingue dos modos conocer a Jesús de Nazaret: “según la carne” (cfr.2Cor 5, 16) y “según el Espíritu Santo” (cfr. 2Cor 3,4-18; Ef 1,15-19; 3,3-6; 3,16-19).
El Sacerdote en el templo de Jerusalén ha conocido al niño Jesús, presentado por Su Madre, según la carne, o sea de modo carnal: en un modo solo exterior y con criterio solo externo, evidentemente de manera superficial y parcial. El anciano Simeón tenía un corazón de niño, abierto a la luz divina del Espíritu Santo. Gracias a tal luz, mediante la óptica global de la eternidad, a entrado en el misterio de la Madre y el Hijo. Prendiendo en sus brazos al niño, presentado por la Madre, en cualquier modo lo ha abrazado con la capacidad de la fe: lo ha reconocido como el Hijo de Dios, el Mesías prometido y Salvador de todas las Naciones. El Padre le ha revelado el misterio de su Hijo Divino.
Por el profeta Simeón, la presentación del niño-Logos de Dios se ha transformado en un gran encuentro de salvación. En su espíritu se han encontrado y conjuntado la alianza, en grado muy perfecto, su conocimiento exterior del Niño-Logos, Rey de la Gloria (=una visión micrológica de la óptica de la razón) y aquélla su interior del Niño-Logos, Rey de la Gloria (= una visión macrológica del ojo de la fe). Ahora Simeón ha celebrado la fiesta de un conocimiento integral del misterio de Cristo.
“Cuando , ya mayor comience su misión, se repetirá el mismo hecho.
Es expulsado de la sinagoga y obligado a huir; su voz es rechazada por los grandes: por los Doctores de la Ley, por los Escribas y los Sacerdotes”.(M.2.2.1977).
Para estos doctos en teología, durante la vida pública del Señor, les era imposible “comprender que este hombre, no un Doctor, Galileo, pudiera ser realmente el Hijo de Dios.(…) Sabe todo, conoce todas las grandes profecías, pero el misterio permanece escondido” (Benedicto XVII, D. A los miembros de la Comisión teológica internacional, 1.12.2009)C.
Los teólogos racionalistas conocieron a Jesús de Nazaret “según la carne” (cfr. GV8,15). Sedados por la soberbia, vivían una alianza secreta con el Padre de la Mentira y caminaban por el camino de la filiación diabólica (cfr. Gv 8, 42-47).
Constituían una espiral subterránea descendente y ambigua de la teología, que constituía y falsificaba el “espíritu” de la divina Revelación y con esto el Misterio de Dios y aquél del hombre – el misterio de Cristo. Esta espiral del Anticristo seducía, engañaba y traía al subterráneo a gran parte de los sacerdotes y del pueblo elegido.
A través de esta espiral atea y antiteística, el Leviatán ejercitaba de modo fuerte su dominio en el pueblo y combatía a Jesucristo.
Los teólogosracionalistas eran secuaces de una “sabiduría terrena, animal, diabólica” (Ge 3,15). Esta se contrapone a la Sabiduría de Dios y como tal es la anti-sabiduría global. En la dirección escatológica y enderezada hacia el polo de la nada no promueve el culto. Desarrollando en modo sistemático tal ignorancia, la sofistica y un parasitismo espiritual que pervierte, altera y destruye el reto del saber religioso, teológico, filosófico..: vive comiendo sus víctimas. Leviatán, la serpiente huidiza y tortuosa (cfr. Is 27,1 y el “Sofista de la maldad” (San Gregorio Nazianzeno, Or. 22,5): el Maestro trascendente y Dulce del sofista (=parásito espiritual) en campo religioso, teológico, filosófico…El falso profeta, entre los cuales están los teólogos racionalistas, que son los sofistas.
“Me he encontrado a menudo con los Apóstoles, para estimularlos a seguir y a creer en Jesús”. (M.8.12.1977).
Viviendo en una comunión personal con Jesús de Nazaret, los Apóstoles caminaban exteriormente e interiormente detrás de Él. Lo conocían “según el cuerpo” y gracias a las Revelaciones Divinas, “según el Espíritu Santo”. Reconociendo la propia limitación, ignorancia, indignidad, así seguían a Jesús como el Hijo de Dios, y el Hijo del Hombre.
Entraban así por grados, como hombres interiores, en el misterio de Cristo. Revelándoles a ellos en el Espíritu el misterio de la propia Madre, Jesús les introducía en la casa de su Corazón. Y Ella le ayudaba maternalmente en la formación de ellos en Cristo. Ejercitando las virtudes teologales y morales, los Apóstoles constituían una espiral ascendente en la teología del pueblo elegido. Junto a una salida del sendero desconocido se profundizaba y alargaba el horizonte espiritual de ellos. Y se cerraba una nueva visión global de toda la realidad.
Sobre la horma de los Apóstoles una parte del pueblo elegido seguía a Jesucristo. En el milagro de Pentecostés los Apóstoles han sido transformados según el espíritu en doce fundamentos de la nueva Jerusalén polar y en estrellas luminosas de la corona espiritual de la Madre de la Iglesia.
Estas palabras de Simeón son “en un cierto grado la definición de Cristo- Redentor del Mundo: “ Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel y, como signo de contradicción” (Lc 2,34) Simeón se vuelve a Maria con las palabras: “Y a Ti Misma una espada te traspasará el alma…a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos” (Lc2,35) (Juan Pablo II, D. 2.2. 1996). “Sobre la Cruz Jesús se confirmará de modo definitivo como signo de contradicción”(D.2.2.1997).
Jesucristo ha sido El signo de contradicción. En una relación existencial a Él se desataba al pueblo elegido en dos espirales divergente y contrapuesta. Con Él también ha sido tal signo su Madre.
La Madre con el Niño al centro de la Iglesia
“Hijos predilectos, entrad Conmigo en el misterio profundo de esta Noche Santa.(…) Desde mis brazos maternales deposito en el pobre pesebre a mi Celestial Niño, nacido en esta noche de profunda tiniebla.(…)Y los pastores vienen a la gruta a traer el homenaje de los sencillos, de los pobres, de los puros de corazón.
Así, el Niño Jesús es confortado por el amor que recibe de los pequeños, a pesar del vasto rechazo de los grandes”.(M.24.12.1992).
“La Verdad, como el Amor(…) se encienden allí donde la luz viene recibida. (…) Es la historia de la Iglesia que inicia su camino en la pobre gruta de Belén, y a través de los siglos se transforma en el Pueblo de Dios y fuente de luz para la humanidad”.(Benedicto XVI, D. 25.12. 2009).
La Navidad señala el inicio de la Iglesia, el pueblo de la Nueva Alianza, que vemos representado en la gruta de Belén a Maria, José y los pastores. A la luz de la Navidad podemos comprender las palabras de Cristo:
“Yo os aseguro, si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”. (Mt 18,3). En el acontecimiento- misterio del Nacimiento de Jesús, la infancia espiritual emerge como un camino central y global del pueblo cristiano: un camino de santificación y de santidad. Por obra del Espíritu Santo el pueblo participa a ser el hijo de Jesús: “En efecto, todas los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios”. (Rm 8,14).
La Madre con el Niño Jesús se encuentra en el centro del pueblo en camino sobre la senda admirable de la infancia espiritual y de la hermandad universalhacia Belén paradisíaca.
En efecto, está subiendo el Monte de Jesús- Niño, que es infinitamente verdad, bueno, bello, amable… El Corazón Inmaculado de Maria y la vía materna sobre la cual, en el Espíritu de Amor eterno, el Niño desciende hacia el pueblo y el pueblo asciende a Él y lo reviste. Con el ejercicio de las virtudes cristianas, el pueblo de los hombres interiores avanza en alto. Su vida en la gruta de la Iglesia está escondida con Cristo en Dios.
¡Oh! Penetrad hoy el misterio inefable de la infancia de mi Hijo Jesús, que llevo entre mis brazos al Templo del Señor, si queréis caminar por la senda de la infancia espiritual que os he trazado”. (Mt2.2.1983).
La Virgen Madre vestía, arreglaba,y llevaba al divino Niño. Como Madre en el orden de la gracia ayuda, en el transcurso de los siglos, al pueblo peregrino cristiano a asimilarse al Niño Jesús; le da la leche purísima de la gracia divina y lo lleva. “Llevado en mis brazos, Jesús se revela a la gentes. (…)Yo soy la vía para la divina Revelación”.(M.2.2.1987).
Nuestra Señora, que ha presentado a Jesús en el Templo de Jerusalén, es, por obra del Espíritu Santo, la Madre del Verbo Encarnado y revelado. Ella coopera maternalmente en el orden de la revelación interior, presentando al Niño Jesús a los niños espirituales presentes en el “Santo” y en el “Santo de los Santos”del Templo de la Iglesia.
“Por esta senda deben caminar todos, incluso el que es mayor de edad y ocupa puestos importantes; incluso el que es docto porque se ha formado a través de años de estudio y de experiencia; incluso el que es rico culturalmente y está llamado a ejercer cargos de gran responsabilidad”. (M.2.2.1983). “El pesebre es la primera cátedra del Verbo divino Encarnado” (Pío XII, D.24.12.1940).
“Como niño apenas nacido desea la pura leche lógica” (1 Pt 2,2).
En el acontecimiento- misterio de la Navidad, el Logos – Niño y el Maestro divino y universal del pueblo cristiano camina sobre la senda de la infancia espiritual. Como “Maestro de la humildad”(San Agustín) Él abaja al soberbio y enaltece a los humildes.
Su Misterio supera infinitamente la pequeña razón humana (y cada ciencia teológica micrológica) y puede ser recibido solo mediante la óptica global de la eternidad, abierta al la senda insondable del Espíritu Santo. Los niños dóciles progresan en la imitación del Infante – Logos. Nuestra Señora, que presenta y da al Logos – Niño, es la Madre y la Maestra del pueblo de los niños espirituales.
En relación a Jesús Niño, generado y presentado de la Madre en la gruta – templo de la Iglesia terrena interior, se desatan a través de los siglos dos espirales (teológicas). La espiral hemisférica que sale y es portadora de la primavera y del estado espiritual en cada época: la espiral hemisférica descendente y portadora del otoño y el invierno espiritual.
“Os pido una infancia espiritual, una interior pequeñez, que os lleve a revestiros de la humildad y de la misma fragilidad de mi Niño Jesús”. (M.2.2.1983).
“La Iglesia y la comunidad de los “pequeños” que el Padre “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de Su Hijo Querido” (Col 1,13) (Juan Pablo II, C. 18.3.1987).
La Iglesia y el núcleo íntimo de la Belén polar, donde mora el “Santo de los Santos” los pequeños: los lactantes espirituales (= los alpinistas del espíritu). En ellos están armonizados la óptica de la fe y aquella de la razón. Una especie de pequeños que poseen un pobre conocimiento de la letra, pero es muy rica en la simple sabiduría divina.
Otra especie de pequeños que posee un vasto conocimiento de la letra ( de la divina Revelación y de la cultura humana) y un perfecto conocimiento de la sabiduría divina. Los Padre de la Iglesia, muchos santos Doctores, como los últimos sucesores de Pedro, han sido grandes observadores macrológicos (= macroscopistas espirituales y micrológicos (=microscopistas espirituales).
“Jesús entra en la gloria de su Templo como luz que ilumina a todo hombre para la salvación de todas las gentes.
El misterio escondido en el secreto del Padre desde los siglos eternos, se manifestó en este momento.
No a los grandes ni a los sabios; no a los poderosos y a los inteligentes, no a los primeros y a los más importantes.
Es revelado a los pequeños, a los pobres, a los sencillos, a los últimos, a los puros de corazón.(M. 2.2. 1991).
“Ningún otro es el arquitecto de múltiples métodos de astucia como el Sofista de la maldad, el Adversario” (San Gregorio Nazianzeno, Or. 26,3). “El jefe de los herejes y el diablo y su verdadera asamblea, la sinagoga de la cual el Apocalipsis dice: “ y son en realidad una sinagoga de Satanás” (Ap. 2,9) (San Girolamo, In Hiez, X,32).
Sucumbiendo a las insidias del Sofista de la malicia, se constituye en la historia de la Iglesia una espiral racionalista de la teología, que es portadora de graves errores y herejías.
Ella afirma en la práctica el primado de la razón (la ciencia humana) sobre la fe (sobre la divina sabiduría), y del hombre hace su Dios. Los teólogos, cuales observadores micrológicos, caminan en la selva del nuevo conocimiento micrológico, pero ignoran la senda insondable del Niño – Logos. Ellos son arquitectos sofistas que edifican su fortaleza espiritual en la Babilonia polar. Bajo el influjo de los falsos profetas una parte del pueblo cristiano camina interiormente en la ciudad de la ambigüedad y de la confusión. Se forma así un pueblo del Anticristo, que combate la Iglesia “en el interior”.
Este es “el misterio oculto de la iniquidad” (cfr. San Agustín, La ciudad de Dios, XX, 19,3).
La Iglesia es un signo de contradicción: una parte de los cristianos la acoge y la sigue, la otra parte no la acepta, la contradice y la persigue.
Sirviéndose de esta espiral, que es atea y antiteística, el Leviatán ha provocado durante la historia la más grande lucha en la Iglesia y el daño a esa.
El Misterio del Concilio Ecuménico Vaticano II
“No hay otro misterio de Dios, si no Cristo” (San Agustín, Epístola 187,34).
La Iglesia es un “prolongamiento del misterio de Cristo en la historia” (Juan Pablo II, D.5. 1. 2001). El Vaticano II, cual el Concilio de la Iglesia, a sido un prolongamiento del misterio de Cristo en la historia – un “reflejo del Evangelio” (Pablo VI, C. 30.9. 1970). Debemos observar el Concilio “según el cuerpo” y conocer la “letra” de su documento. Pero eso no basta. Sólo el Espíritu Santo puede introducirnos en el misterio del Concilio: revelarnos su “espíritu”, esto es, su dimensión divina, eterna, global, macrológica… Alimentarnos con “ la enseñanza del Evangelio, que es “el libro” por
excelencia, actualizado del Concilio, de leerse siempre sobre las rodillas de la Madre Iglesia” (Juan Pablo II, D. 17. 2. 1996).
El Concilio ha sido una nueva Navidad. De y en el Corazón Inmaculado de Maria, el Hombre – Logos ha nacido en la Iglesia en una nueva forma global (doctrinal), que está en continuidad sustancial con aquella de la Iglesia antigua y medieval (con aquella patrístico – escolástica). Pero, difiere de esa, porqué es una nueva cultura del Evangelio. De todas maneras, el Concilio ha integrado en esa los elementos positivos (lógicos) de la cultura moderna.
De otro modo, el Concilio ha operado una gran globalización, por qué es un resumen de la nueva forma del desarrollo del segundo milenio de la doctrina cristiana y ha renovado la alianza universal entre la fe y la razón, entre la fe y la cultura. La mujer vestida del sol es la Madre, por obra del Espíritu Santo, del niño Hombre – Dios. Revistiéndolo, en el Corazón Inmaculado de la Madre Celeste, la Iglesia, es renacida en Él.
“No nos olvidaremos de la escena evangélica de la presentación de Jesús en el Templo, donde y cuando la voz profética del anciano Simeón lo proclama lumen gentium, la luz del pueblo(cfr. Lc 2,32) de la cual la gran constitución dogmática del reciente Concilio según la Iglesia trae su título (Pablo VI, D. 2.2. 1970).
Nuestra Señora es el “Templo del Espíritu Santo” (LG 53). Su Corazón Inmaculado es el “Santo” y el “Santo de los Santos”, donde se revela en el Espíritu Santo, el recién nacido Infante – Logos. Se manifiesta en la suya nueva forma global – como luz del pueblo de los niños espirituales, presente en el renovado templo de la Iglesia terrena.
Se está actualizando el acontecimiento – misterio de la Presentación : la Madre presenta el recién nacido Infante – Logos. Ella es la vía a la revelación del misterio del Recién nacido y por eso, del misterio del Concilio (de la Iglesia del Concilio). Ella es la vía materna de un gran encuentro de salvación: de la renovada alianza entre la fe y la razón: (del descenso del Logos divino y del ascenso del logos humano ).
“En la Iglesia la confusión aumenta: son demasiado pocos los que acogen mi invitación a dejarse formar y conducir por Mí con la humilde docilidad de mi Niño Jesús. Así la tiniebla se espesa en las mentes, en los corazones y en las almas. Soy vuestra Madre del alma traspasada”. (M.2.2.1984).
Proclamando la Virgen Maria Madre de la Iglesia y confiando a su Corazón Inmaculado la Iglesia y el Concilio, el Papa Pablo VI ha indicado la vía recta de la comprensión y actuación del Concilio. En el proceso de la actualización de la Nueva Navidad de Jesús en la Iglesia, esta vía es aquella central y global de la infancia espiritual. Con Ella está colegada la consagración vivida al Corazón Inmaculado de la mujer vestida del sol, que es la Madre del recién Nacido Dios – Hombre en la Iglesia del Concilio.
Avanzando sobre esta senda, la Iglesia está revistiendo la nueva forma del Infante – Logos y se está rejuveneciendo. Pero, pocos caminan sobre esta senda solar de la verdadera actualización. “Hoy se puede salvar en la fe sólo aquél que permanece unido al Papa. Escuchadlo, seguidlo, difundid con valentía su magisterio.(M 30. 8. 1984).
El domicilio del Concilio Ecuménico Vaticano II, según el espíritu, es el “Santo de los Santos”de la renovada Belén (Jerusalén) polar. Aquí se encuentra aunque el domicilio de la Sagrada Escritura según el “espíritu” y de la Sagrada Tradición y con ello de la doctrina infalible de los Concilios precedentes. Existe un gran desnivel entre el vestíbulo (la “letra” del Concilio (de la Sagrada Escritura y de la Sagrada Tradición) en la Iglesia y el “espíritu” suyo de la Belén polar. En virtud de un gran carisma del Espíritu Santo, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI son los jefes de la Belén polar y lactantes en espíritu ( – perfectos alpinistas del espíritu). Ellos interpretan el último Concilio rectamente según la “letra” y según el espíritu y por tanto, en una continuidad sustancial con la Sagrada Tradición del segundo milenio y con la Sagrada Escritura.
Estos son los Papas de un gran encuentro de salvación: de la renovación de la Alianza entre la fe y la razón. Superando así las interpretaciones parciales del Concilio (y de la Tradición y de la Escritura), la fragmentación de la sabiduría, la formación de la falsa Iglesia y el creciente proceso de la globalización del misterio de la iniquidad. Emerge la importancia del segundo compromiso del Movimiento: estando unidos a ellos, nosotros conservaremos la fe católica en el gran pasaje de la época.
Cada cosa se repite para su segunda Navidad
“Semejante a la primera será su segunda venida, Hijos predilectos.
Como fue su nacimiento en esta Noche, será el retorno de Jesús en su gloria. (…)
El mundo se hallará envuelto enteramente en las tinieblas de la negación de Dios, de su obstinado rechazo, de la rebelión a su ley de amor”. (M.24. 12. 1978).
La filosofía racionalista del Evo Moderno ha constituido una espiral subterránea descendente y ambigua. Siendo una nueva y potente forma de la sofistica, esa ha pervertido, alterado y destruido el gran patrimonio de la cultura cristiana y de la filosofía perenne. De esa son derramadas en el siglo XIX la ideología atea y antiteística, que después se han puesta en marcha para conquistar la Iglesia y la humanidad.
Negando a Dios que es Espíritu infinito, el ateísmo materialista ha reducido el hombre al hombre exterior, la humanidad al ecuador antropológico y el cosmos a su ecuador visible.
Esto ha cerrado interiormente al hombre y a las naciones en la caverna del hemisferio subterráneo del globo y en una noche terrible de idolatría salida de la cueva del infierno (cfr. Sap 17,13) – en un invierno polar sin precedentes.
La espiral de la negación del Sol de la Verdad y del Amor y aquella de la globalización del misterio de la iniquidad, en la cual emerge “la alianza con la muerte (cfr. Sap 1,16) así con Leviatán y los ángeles rebeldes. Mientras se extiende hacia la promesa del paraíso materialista, las naciones caminan, con el ejercicio del vicio, en la dirección escatológica hacia el polo de la nada y hacia el abismo del infierno. De las cuales son salidas las dos guerras mundiales, la cultura de la muerte y aunque el peligro de la autodestrucción de la humanidad. Estamos de frente a una trágica espiral de egoísmo y de muerte, la más grande y potente en la historia (cfr. Juan Pablo II, Mensaje 8.12.2000).
”¿Cuándo venga el Hijo del Hombre encontrará todavía fe sobre la tierra?
Vendrá de improviso, y el mundo no estará preparado para su venida”.(M.24.12.1978).
Nuestra Señora habla aquí del retorno de Cristo en la gloria, cuando vendrá para destruir el reino del Anticristo. A la cual se refieren las palabras de Jesús en el Evangelio: “Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc.18,8)).
Lo cual significa: antes del retorno de Cristo habrá en todas partes una gran pérdida de la fe. Lo mismo afirma el Apóstol San Pablo: “Primero debe venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios” (2Ts 2,3-4).
Según los Padres de la Iglesia, esta es la profecía del Anticristo, que se sentará en el Templo de Dios, esto es en la Iglesia. La gran pérdida de la fe o sea la apostasía, se desarrollará según una cierta dinámica, que alcanzará su vértice con el Anticristo como persona histórica.
La ideología ha atacado más que nada el viejo pueblo cristiano, provocando en ella una gran migración en la moderna ciudad de Babilonia y en la gruta del hemisferio subterráneo del globo. Si miramos la enseñanza de los últimos sucesores de Pedro, nosotros estaremos sorprendidos. Ya Papa León XIII al fin del siglo XIX hablaba de la apostasía del viejo pueblo cristiano de la fe, de Cristo y de la Iglesia. Después hablaba San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y después de la segunda guerra mundial Pío XII.
Contraponiéndose a este proceso, el Concilio Vaticano II ha desarrollado el fundamento de una nueva evangelización.
“Hoy la Iglesia está oscurecida por el humo de Satanás”(M.28.1.1979).
“Corréis el gran peligro de caer en las seducciones que os tiende mi Adversario, para alejaros de Jesús y de Mí. Todos pueden caer en su engaño.
Caen en él Sacerdotes y también Obispos.
Caen fieles y también consagrados.
Caen también los simples y los doctos.
Caen los discípulos y también los maestros.
Nunca caen en él aquellos que – como pequeños niños – se consagran a Mi Corazón Inmaculado y se dejan llevar entre mis brazos maternales”. (M 2.2. 1989).
Después del Concilio el humo de Satanás ha comenzado a penetrar en el templo de Dios (= en la Iglesia). Se trata de un ataque extraordinario de Satanás que pretende destruir la renovación conciliar (cfr. Pablo VI, D.29.6.1972).
El dragón apocalíptico ha atacado y ataca más que nada a la Madre del recién nacido Infante – Logos, para oscurecerla y marginarla en la vida de la Iglesia; es en este modo que oscurece y margina el recién nacido en la vida de la Iglesia – anulando el nuevo Nacimiento de la Iglesia. Cediendo mediante la soberbia de la insidia del Sofista de la maldad, se ha formado la más sutil y potente espiral racionalista de la teología de la historia. Ella ha reinterpretado en modo micrológico TODA LA VERDAD REVELADA recogiendo en la doctrina el más grave compromiso con el error que jamás se haya hecho. En un último análisis, ellos han sustituido el recién nacido Hombre – Dios con un nuevo falso hombre – dios: con un falso Cristo que es el Signo del compromiso con el error, la herejía, el mal, el espíritu del mundo y con la Serpiente tortuosa.
Mediante esta espiral atea y antiteística , que constituye el Dragón, su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra (cfr.Apc. 12,4), como también una parte del pueblo católico.
Por esto, después del Concilio el proceso de la apostasía no se ha parado. Al contrario, de manera acelerada ha crecido el más grande pueblo del Anticristo en la historia (= la falsa Iglesia), que habita interiormente en la caverna del hemisferio subterráneo del globo y está inmerso en la noche de una idolatría muy sutil (cfr. Mt 21,12-13).
“Así habéis llegado al vértice de la purificación, de la gran tribulación, y de la apostasía. La apostasía será generalizada porque casi todos seguirán al falso Cristo y a la falsa Iglesia. Ahora será abierta la puerta para la aparición del hombre o de la persona misma del Anticristo”.(M. 17.6.1989); (cfr. M. 11.3.1995).
“San Pablo escribe: “El misterio de la iniquidad está ya actuando…”(Ts 2,7). (…)
El misterio de la iniquidad, la apostasía de Dios, según las palabras de la carta de San Pablo, hay una estructura interior y una secuencia dinámica bien definida:… debe manifestarse el hombre impío… Él que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. (2Ts. 2, 3-4).
Aquí encontramos aunque una estructura interna de la negación, de la erradicación de Dios del corazón de los hombres y del abandono de Dios de parte de la sociedad humana, y como se dice, de una plena “humanización del Hombre” (Juan Pablo II,:. en Mónaco, 19.11.1980).
El texto citado y la más clara profecía sobre el Anticristo dicha del Magisterio en el siglo XX. La dinámica de la espiral de la globalización del misterio de la iniquidad tiende gradualmente hacia el máximo: sustituir a Cristo con un falso Cristo y la verdadera Iglesia por esa falsa. La segunda espiral se desata en una alianza con la primera, las dos son guiadas y promovidas por el Leviatán.
El Anticristo será el vértice de este proceso: el signo del máximo compromiso y como tal la más profunda falsificación de Cristo.
La nueva primavera
“También ahora, todo se repite para su segunda Navidad.
Como entonces, es su retorno en Gloria.(…)el error ha cerrado las mentes a la comprensión del mayor misterio de Amor; los corazones está endurecidos por el egoísmo y por el odio, que se difunden por todas partes”. (M.24.12.1986)
“Señor, en la noche de tu nacimiento los pobres pastoresde Belén escucharon la promesa de paz. Nosotros nos hemos jugado la vida y creemos que si las convulsiones de nuestro siglo son la agonía de un mundo viejo, son aunque los dolores de parto de un nuevo nacimiento tuyo. Percibimos que se avecina la hora del parto para la joven Madre del nuevo Adviento”.(Juan Pablo II, Oración de los jóvenes, 30.3.1985).
Se nota aunque la agonía de un mundo viejo: la humanidad está lejos de Dios y en esta domina la cultura de la muerte, las naciones están muriendo en un espantoso invierno polar del egoísmo … La falsa Iglesia no comprende el gran misterio de amor que será el Nacimiento de Jesús en la gloria, porque ignora la joven Madre del nuevo Adviento.
La Madre con el niño Jesús en la gruta renovada de la Iglesia queda afuera de su campo visible.
La vía insondable del Espíritu Santo pasa a través del Corazón Inmaculado de Maria que es la Madre del niño Jesús en la Iglesia del Concilio. El Padre Celeste revela este gran misterio de amor solo a los pequeños que están entrando en la gruta luminosa del Corazón Inmaculado de Maria. Por esto a ellos la Madre les presenta el niño Jesús. El Padre prepara la renovación de la Iglesia en la simplicidad y en lo oculto de una pobre gruta, formada del corazón de estos pequeños.
En los mensajes del libro azul de su nacimiento, La Virgen Madre brilla como la Estrella de Belén, que muestra donde se encuentra el niño Jesús y nos conduce a Él. Ilumina las tinieblas de nuestra ignorancia disipando el error y guiándonos mediante la fe global a la Verdad que es Cristo.
“Las doce estrellas significan también los doce Apóstoles. (…)
Soy así Madre y Reina de los Apóstoles que, que en torno a mi cabeza, forman doce estrellas luminosas de mi materna realeza.
Soy Madre y Reina de toda la Iglesia”.M. 8.12.1989).
“La vemos (…) con el niño en el seno. Madre, de la que ha generado y nutrido el Hijo de Dios, Madre de Cristo. No me la imagino más conocida y que hable en modo tan sencillo del misterio del nacimiento del Señor como aquella de la Madre con Jesús en los brazos. (…) ¿No es propio, Ella que nos permite vivir buscando todos los misterios de nuestra fe, y contemplándolo como “divino”, considerándolo al mismo tiempo casi humano”? (Juan Pablo II, D.1.1.1979).
Nuestra Señora se ha formado con el Movimiento Sacerdotal Mariano una gran procesión de niños. Viviendo la consagración a su Corazón Inmaculado, vosotros camináis sobre la vía de la infancia espiritual. Cuanto más cada día acogéis el sol del niño Jesús, presentado por la Madre Celeste, tanto más entraréis y viviréis en el círculo de todos los misterios divinos y humanos del depósito de la fe: sobre nuestra capitana resplandece siempre más una corona de doce estrellas – la fe apostólica – sobre montada de una cruz preciosísima. Saliendo, la procesión forma el hemisferio (= el corazón, la gruta) renovada de la Iglesia terrena.
“Más he aquí que, en su más crudo invierno, ya brotan lo retoños de una vida renovada. Ellos os dicen que la hora de vuestra liberación está cerca.
Para la Iglesia está a punto de surgir la nueva primavera del triunfo de mi Corazón Inmaculado”. (M. 9. 3.1979).
“Ahoramásquenuncaesurgentequevosotrosseáislos “centinelasdelamañana”losveréisqueanuncianlaslucesdelalba y lanuevaprimaveradelEvangelio, delcualyasevenlasgemas”. (Juan Pablo II, Mensaje a los jóvenes, (.8.3.2003).
La vía inescrutable del Espíritu del Padre y del Hijo pasan a través del Corazón Inmaculado de la joven Madre del nuevo Adviento. Viviendo la consagración a este Corazón, la procesión de los niños constituye la espiral saliente de la nueva primavera del Evangelio y de la Iglesia. El Sol se está alzando de día en día y brotan los retoños de una vida renovada. La procesión avanza hacia un inmenso milagro del Sol de la justicia y de la Misericordia, que será el nacimiento de Jesús en la Gloria. Ahora resplandecerá plenamente el triunfo del Corazón Inmaculado de la Madre de la Iglesia en el misterio del nacimiento de Jesús, que instaurará su Reino de Gloria.
Iván Pojavnik – sacerdote
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Collevalenza – Santuario del Amor Misericordioso
24 de Junio – 30 de Junio 2012